Sobre raíles de lírica pura,
te me aproximas;
con la velocidad expectante
que aguarda, sin prisa,
la manifestación del alma…
Me arrastras
con la dulce oscilación
que te aflora en las pupilas,
tras el hallazgo;
me llevas a lo más alto,
donde se rompe la voz de mi sombra
y vistiéndome de pausa,
construyo el refugio del silencio…
Me pierdo en la noción de tus ojos
y reconozco la adicción y tentativa
que almidona los senderos
en su plan de escape…
Un bocado de tu impulso
me enciende el aire;
regenera el estímulo para sortear
el velo fronterizo,
que se deja caer rendido,
mientras me absorbes a bocanadas…
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