Aún a lomos de una cuenta regresiva,
me siembro en el silencio;
broto;
crece la luz en mi sombra
y conmino al camino
a dejar mi huella en la forja estelar…
Florezco sin cesar,
entre parajes estacionales que instan
la metamorfosis del alma…
Amanezco
y la noche, de nuevo,
me hace arrullo;
herida que gotea, incansable,
sus destellos…
La divina eternidad me resbala de golpe
y me abre el pecho,
dejando escapar ese pájaro oscuro
que sacude el horizonte entre sus alas;
espíritu inquieto, hallando su refugio
en el fondo azul de tu mirada;
mi universo…
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