Tu lengua me aguarda,
suspendida,
en el ámbito del sueño,
cuyos nocturnos atuendos
hallan descalza mi saliva…
Sus luminiscentes transparencias
hacen tiritar el silencio;
alcanzar ese rumor de urdimbre que no cesa
y cuya trama me arropa la carne,
hasta diluirme en un eólico fragmento…
Diamante pectoral
que llena de brillos mi respiración;
tallándome en los ojos su misterio…
Como seres nocturnales,
atravesamos la creación
en un vuelo de luz y equilibrio
y perdidos,
encontramos el significado de lo dimensional,
enseñándolo con un resplandor único,
infinito…
No hay comentarios:
Publicar un comentario