Me miras
y veo borbotear la magia que traes contigo;
cada átomo acercándome sus hilos;
para electrizar mis palabras,
dándole el color que codifica su contenido
y proliferar,
mientras me avanzas…
Me haces dueto,
armonía de contrastes
en la unánime satisfacción del movimiento…
Me miras, tan dentro,
que brotan relámpagos de todos mis sentidos
y todas sus direcciones confluyen
en el vértice que acumula
este sincrónico magnetismo;
mientras fulminas cada vestigio de sombra,
me inunda tu tormenta,
voluta de lumbre poderosa
que vence arena y granito…
Cogida de tu aire
y en la fricción de tu lengua
existo,
cuando me nombras
fragancia deslumbrante;
reverberación de eternidad;
espora de luz en tu jardín infinito…
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