Un fino cosquilleo me deslumbra
con furor de anemona,
infectándome ataraxia…
Así el lirismo de tu lengua
aborda mil perfil sensitivo;
me arroja sobre las cúspides blancas
y en una apremiante estampida de sutilezas,
azota mi piel para enredarle su fibra ignota…
En tu claridad se despeña mi alma,
sus céfiros astrales
hacen que todo adquiera razón
y hasta mi sombra
arde en tu fiereza alocada…
Respiro la pureza
que rompe el dique de corazón;
la flora de tu estampa,
repartiendo aromas y colores
y toda la magia
que enarbola tu sola presencia,
como el ilustre poema de la noche
que me reclama la voz con insistencia…
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