Tu luz
desdibuja los sonidos;
rompe el muro que divide
mi asombro del encanto
y se me acomoda amparando
mi alma de niña…
Su tacto de acuarela
desanuda de la arena mi rocío;
me eleva a la escala sublime
de tu cromática geografía…
Se me cuela el infinito entre los dedos
y pruebo del néctar primordial
que emana como vapor de aurora…
Transparenta la línea transitoria
que me arrebata del viento
y es que, a veces, adormece la carne
y resucita el vínculo de la esencia,
abrazando final y comienzo…
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