Se alzan tus velas
sobre las dunas de mi cuarto
y me enreda el vértigo de tu silencio
que estremece para abrirse paso
en el escenario sin tiempo
que se ensancha y encabrita,
atusando el ansia de disolvernos…
La luz puebla el instinto
y danzamos entre voluptuosas sensaciones;
pleamares de inflorescencia,
cuyos velos encrespados
revientan en tus ojos
sus fragancias multicolores…
Agitados los jardines de la noche
por vernos replicar su huella blanca,
aposentan polvo y brillos
sobre los mares florecidos del alma…
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