Amparada por la urgencia
que me aproxima
imparable
a la sed de tus impulsos,
dejo rodar mis puentes fluviales
para que se hagan uno
y desborden los silencios corpóreos
en abundante crepitar…
Con la ambición de inaugurar
los amaneceres cósmicos,
desnudo la voz que distorsiona la sombra
en el misterio inextricable de tus ojos,
como síntoma de luz…
Presunción que en tu lengua
chorrea y se vuelve fúlgido torrente;
escalón de viento
que acusa recibo del roce
y catapulta mis pensamientos
a tu núcleo efervescente…
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