ebria de impulsos,
en la elocuencia del absoluto
itinerario de tu lengua…
Me dejo abarcar
por la luz de tus ojos,
aprendiendo la geografía
del silencio…
Me salto las letras
que descienden de mis labios,
formulando paisajes de viento…
Trazo la nívea carretera,
pulsando el ámbar,
mientras cogemos del suelo
rectas, curvas y peajes…
Las marcas doman con orgullo
nuestro sincrónico equipaje
y trazamos desnudos
nuestro iluminado peregrinaje…
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