Me brindo a un boyante apogeo de torrentes,
al beber de tu boca los silencios
y el alma entera de tus ojos…
Se alargan y convergen jubilosos,
humedeciendo mi tacto,
susceptible a tu nítida fosforescencia…
Resuelvo pulir mi saliva,
pliego de ondulaciones flameantes
impregnadas de tu esencia…
Y desde mi lengua,
tupida filigrana
de tu nombre de estrellas,
vestir el halo flamígero de tu sombra,
batiendo con airada consistencia
las transiciones reveladoras…
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