Deslizamos las ramas
del alto silencio,
en un líquido ascenso
que rasga la tesitura de la carne…
Siembras acuáticas en suelos gemelos…
Nos entrelaza la rima inexorable,
el férreo fermento del infinito
en los íntimos telares…
Suscita la investidura del alma…
Pliegos de esencias pluviales
nos abrazan la lengua,
como genuinas albaceas
en atrios esmeralda…
Desmayo entre tus pliegues,
en cada bombeo de luz
en cada torsión
que el tiempo contrae,
abarcándonos el sueño…
Desde el sublime escalón,
aligerados los impactos,
seduces el tacto perenne
que para siempre te declaro…
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