En esta soledad latente que contengo...
el sentido se pierde...
el respiro cava por su torrente...
y el vacío se bebe mi llanto sin nombre...
¿por qué esta agonía carcome mi vientre?
¿por qué con porfía me hierve el dolor?
Flotando estoy en la nada...
como una esfera dorada
aguardando su mortal fragor...
Los ojos del pez vigilan la roca y el agua...
y traga mi frente como un trozo de alga...
Desciendo al fondo de todo,
clamando por la respuesta extraviada...
Muere mi yo en la encrucijada...
se quema con la flama que surge de su boca,
arde mi arcaico ropaje,
junto a la arrogancia de su voz…
Al instante devoro mis cenizas,
arañan las musas mi cuerpo...
quiebro mis ojos, prescindo de sus cristales
y todo un océano se abre
a mi clamor venturoso...
Mis poros emanan un torrente silencioso
y le presto oídos al estímulo,
le presto mis manos,
mis dedos,
que desnudan con tinta de fuego mis labios
evocando el eco del resabio…
Y soy...más que nunca...
me he rebelado al tránsito de un tiempo feroz,
que ha pretendido mi reflejo aún sin máscara...
y descubro que ahora no tengo nada...
porque todo soy...
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