A veces me pasa verte en tu santuario
desplegando tu luz infinita
y una epopeya de plumas
cinceladas en el viento se agita…
Me siento convocada ante tu presencia de mármol,
cautiva de tu profuso escote de aceitunas,
fértil cuenca desnuda, fascinante mirada…
Secuestrado mi encanto
por tus vértebras de plata,
labios de seda escarlata,
corazón de luna hechicera.
Aquí tienes plegado mi orgullo,
disuelto mi suelo,
sumergida en tu reflujo,
dama de los misterios.
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