miércoles, 22 de febrero de 2012

Te Ví


Callada
en el cuarto de los cirios
vi nacer tu llamarada,
como mortal designio
y no importó nada…

Fuiste quemando mis cenizas,
ardiendo en madrugadas…

Se me acercó tu rocío
para mojarme la espalda…

Y levitó la palabra
y con ella mi espíritu.

Todo dio vueltas,
cicatrizó hasta el hechizo…

Tu rayo de luz
emergió de la noche,
capturándome en su boca
con sus labios de azufre…

Penetraste mi espacio
y percibí el ocaso de las horas...
Mi sombra se retrajo
sin rebelarse a tus ondas luminosas…

Tu aro de fuego
coronó mi frente espaciosa,
y en mis manos los misterios,
como lluvia de versos etéreos
desnudaron a mi rosa.

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