Te miro transitarme;
desperdigarte
sobre los vínculos que acrecientan
el pulso de presumir tu cercanía…
Corretean los cíclicos instantes
que me incriminan
por consolidar el tiempo proscrito
e inaugurar la órbita de la eternidad…
Reverbera la ultraluz,
como extracto tangencial
que aprieta el silencio
y deja escapar el brillo del alma…
Alborotada,
me atrevo a subrayar, de tus ojos,
ese naufragio de soles
que nos otorga la virtud de la noche
en que me fundo contigo, del todo,
volviéndonos fuego inmortal…
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