Me derrito y fundo
al remanso angelical de tu silencio,
capullo de esporas sensoriales
que, indefectible,
mora el estado de los sueños…
Arranca la vibración compatible
con el eje de la inminencia;
la eclosión retoza en el añil
de una estación de flores y estrellas…
Rompe la luz los secretos de la noche
y su hermetismo cede
al surgimiento de la vegetal mariposa…
Toda exaltación, entonces,
se vuelve pueril;
una deliciosa fracción de cielo
se hace con tu mundo
y el este de todo lo arcano
halla un nuevo rumbo en tu boca…
De repente es tan fácil discernir
el qué de las cosas;
abrirse,
cual pétalos de soles y lunas,
exacerbando el movimiento;
lo transitorio que procura
la eternidad de lo nuestro…
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