Ligeramente te aproximas;
vienes tatuado de impulso
henchido de luz y cielo;
de mar y crepúsculo;
mezclado con el iris de la noche
que me sabe prendida a sus espejos…
Te enfilas transitorio
para dejarme paladear,
en mi lengua, tu misterio;
saberme poesía y luna;
razón única de tu desvelo...
Me acojo al delito del frenesí
que redime la sombra
y hace estallar las claraboyas,
liberándome el alma…
Me derramo en tus vertientes arcanas
y asisto al simposio pleno,
contándome todos los astros;
el pulso añil de sus silencios;
la expansión en sus órbitas plateadas…
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