Inhalo la extinción del horizonte,
fruto del afán prendido
a los seductores alfileres
de tu lengua…
Un puñal de luz me abre el silencio,
mientras me aduces
con un abundante caudal de esferas…
Transparencias que fulminan
el recaudo del tiempo,
mis arenas,
el cruce efímero del sepulcro…
Acelerado el núcleo
deja caer su letra bruñida
y vacío mis pupilas
ante el tremendo gozo
de sostener tu efervescencia…
En tu abrazo gime mi noche,
pletórica de estrellas;
su fondo zigzagueante me envuelve
y desnuda mis desvelos
con su fragor de poema…
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