Atraes los afluentes estelares
que sobre tu aura desembocan,
radiantes secretos ancestrales
que se revelan a raudales
en el cauce espacial de tu boca…
Mora la luna entre tus alas,
me saben a noche tus versos,
un vuelo que endulza mi morada
como una pócima azulada
vertida en el crisol de mi pecho…
Me miras y en tus cristales
se pierde mi reflejo…
Me ofrendas tu mano
y son tus dedos
los arpegios más osados,
ejecutando la sinfonía del silencio
sobre mi cuerpo en cada espacio…
Te extiendes
por lo confines del firmamento…
Y te siento,
dando un respiro de luz a mi cielo
y a mis pasos errantes el norte perfecto...
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