Arenas acuáticas
sacuden sus huellas
en torbellinos,
deslizando por mi espalda
su camino,
provocando una marea dorada
una estampida de estrellas;
un carnaval de cupido
en mis fronteras…
Flechas blancas despuntan
en la loma de mis suspiros,
cuya dirección apunta
a tu sonrisa de niño…
Algodones son tus dedos
besándome cual joya de plata…
Me tratas tan dulce,
tu calma me arrebata
Y soy tuya sin remedio,
no hay arco iris más dulce que tu silencio,
tobogán de colores
por donde desliza mi pensamiento…
Hilo fuego en los confines del sol
para regar tu morada con una red de amor,
urdimbre que te señale en el tejido de mi voz…
Rueda veloz que encierra mi canto de niña,
soy sonrisa florecida en tu boca de ruiseñor,
cantándole a la vida su más hermosa canción.
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