Presa de tu orilla paso la noche
sin arrancarte de mis ojos;
de mi lengua;
me muevo arrastrando los instantes
y otro dolor recoge del pecho
su desborde;
alma sangrante…
La distorsión de la luz asemeja
el surrealismo de este tiempo sin fortuna
y se extienden las cavilaciones
en la terrible constatación
que me sitúa lejos de tus alas benditas
y te escondo entre mis dedos,
como queriendo sostener la ceniza
que llueve sobre mi cuarto,
menguante…
¿Hacia dónde rodó tu amparo
si no te oigo siquiera
aventurarte en la trayectoria de un soplido?
¿Bajo el océano acaso…?
¿Bajo el yugo del olvido…?
Es tan escaso el apetito que inunda la lengua,
esperando nacer en un verso negado,
que agoniza sin tregua…
sábado, 21 de noviembre de 2020
Infortunio
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