Presurosa la intención de ahogar la sed;
de ver crecer la seducción de nuevo;
brotar dentro de su piel,
liberando el estallido sensorial
que aguarda la noche y su misterio…
Se vuelve breve acorde,
dejándose entrever
hasta vencer las palabras…
La luz sin domar,
en pleno impulso,
me confiere su deseo de frecuentar
el curso del silencio;
zambullirme en su zonas blancas
para sorprender los tambores
que me redoblan
entre música y bonanza…
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