Una fracción de cielo
bañado de auroras boreales,
me moja el silencio cuando me miras;
una fuente de estrellas,
derramándose con dulzura
sobre los cauces de mi alma…
Me cubre tu entraña celeste,
numen lumínico
que circula mis dimensiones
y destila la pureza de la noche…
Emisiones que me intuyen
conectada a tu espíritu;
láminas áureas, impresas
con la huella azul del infinito,
azuzándome…
Me acoplo
al bendito instante que yergue tu lengua
para incendiar la oscuridad
y acometer, entonces,
el tejido transitorio
con el filo de su compás…
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