Dominas el vértigo de la luz
con el furor predominante
que mana tu silencio;
esa eufonía insomne
que disuelve el crepúsculo
y renace noche;
claro de luna y espejo;
envoltura cristalina
que ampara el vuelo cósmico del impulso…
Su blanco roce se abre paso
desde lo más oscuro
y me advierte explorando
con precisión de agua,
su trémulo respiro…
Me vuelvo de espuma;
sujeta de las formas plateadas
que esculpen la música del infinito…
Porque tú me absorbes
y concentras cada partícula
que emerge de la honda provocación
que me escoge para ser su nido…
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