Secretamente
velo tus aguas esquivas
y en la curva de mi frente,
agazapada,
una lágrima se encarama
en mi ala herida…
Escribo con el ojo huérfano
de mi playa;
impedida de tus labios azules;
con el tono seco,
aún preso de tu nombre;
en el beso infecto
de tu ausencia callada,
que horada el refugio
de nuestras horas…
¿Dónde poso mi huella
ahora?
¿Quién ha de cortar la cumbre
develando mi flora?
Carente de tu sol visto de sombra…
Mis destellos rotos
ennegrecen el respiro de mis dedos,
porque no te veo
porque no te toco…
Hasta tu ausencia me guían las huellas, fondo oscuro rodeado de ternuras.
ResponderEliminarUn placer encontrarte
Ana