El vientre de la noche
se derrama en mi boca
y el canto de los astros
en mi lengua…
Mi Luna y su sombra reservan
en tus ojos infinitos
su fina madriguera…
Y floto en el caos de tu respiro,
teorema de mi universo rojo…
Es hoy que te veo en mi sueño,
pergamino luminoso,
ilustrando el temblor de mi pecho…
Las libélulas de mis dedos
tantean tu fuego encarnado
y sin temor pintan en tus manos
el rostro de mi voz…
Sangra mi luz esferas perladas
y tu broche de seda azul
incrusta en mí su llamarada…
Deshojas mi melodiosa flor
con tus labios dorados,
¡Oh, mi Sol enamorado!
y danza mi esencia en tu crisol…
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