domingo, 5 de agosto de 2012

Naturaleza Enamorada


Columpia la cuerda de tu alma
mi sonrisa,
péndulo que, en calma,
mi suspiro eterniza…

Las agujas deshechas del reloj
arañan las paredes del tiempo…

Porque al encuentro con tu cielo
se cuela el arsenal sediento
de mi luz,
que traga las horas…

Peina las nubes el ocaso
con mis cabellos negros
y cuenta del roce a tu horizonte
que alcanza mis sueños…

Una escala en el viento
eleva la pisada de mi bucle
que extiende su fondo,
enhebrando el infinito
con el descanso de mis ojos…

Eres tú,
oleaje de estrellas
en el bosque de mi noche,
manto de piedra preciosa,
hierba de albores…

¡Te Amo!

En el azul cristal
que viste tu espuma brillante,
como líquido cedro
envuelves mi pies danzantes…

En tu corteza de miel
reposa mi saliva ferviente…

Mientras te beso incansable
saboreo el indomable
rugido de tu piel…

Te veo
al amanecer,
en el primer soplo del sol,
rayo delgado,
que toca con su majestad mi corazón…

Humecta tu bálsamo
el pliegue legítimo de mi lengua
absorta de tu belleza…

Las hebras de tu aire
dan vida a mi respiro
con su candor inefable…

Amasa mi vientre herido
el algodón de tus alas,
avanzando hacia el tornasolado
manantial de esmeraldas,
que reúne la corriente de nuestros labios…

Te has vertido en mis sábanas,
Ángel de mi sueño claro…
Me has visto en la desnudez callada
de mi campanario…
Trepando el agujero del agua…
Elevando mi alma…
Bebiendo el grito que emana certero
mi silencio…

Me devuelves la sonoridad
revelando tu propio reguero…
-divino mensajero-
que fluye por mi arenal
que te sabe dentro…

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