Estrepitosamente la gracia
viene a caer a mi boca,
pues tu canto como el agua
fluye licor de rosas…
En la certeza de tus ojos
acomodo mi silencio
y un ágape luminoso
viene a saciar mi aliento…
Me filtro y evaporo
en el rocío de tus dedos,
para ser parte de todo
mientras te leo…
Me entrego al sol de tu alma,
río de prosa encantada,
que sereno me consagra
con sus pétalos de agua…
Embriagada en tu reflejo,
bosque mágico de palabras
tan sólo me desvanezco
en tu infinita mirada…
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