Atravieso la voz de tu respiro
en profundidad ciega,
despliegue de la esencia
en un solo latido…
La ebriedad del sueño manso,
plenitud de los silencios,
ha reunido intenso
tu mirada y mi cielo claro…
Un rebaño de gestos encendidos,
presagio del abrazo
en tiempo cautivo,
eternidad del ocaso…
El trono de mi Luna
lo han pintado tus manos
y ya resbalo por tu costado infinito,
magnitud del trueno fugado
del origen bendito…
Has llegado a desvestir mi secreto
con el agua de tu boca,
Palabra de donde sostengo
mi saliva devota…
Amado mío…
La enredadera de destellos,
tejido con mis propios suspiros,
pongo a tus pies cual sendero
que ha de transitar contigo
mi propia existencia…
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