Me recuesto en la hierba grácil de tu mirada,
despliego la brisa de mi silencio
en la profundidad de tu alma…
Se acomodan mis estrellas
en la alforja templada de tu cristalina palabra
y a raudales
se desata la balada de mi sueño,
musical destello,
sobre el cauce intermitente de tus alas…
Llego hasta tu cielo
a sembrar las notas de un concierto,
labios mudos y sedientos
de un paraíso carmín en movimiento…
Las mariposas ya precipitan
el jardín de mi pecho…y siento
el diálogo de sus alas,
murmullo de magia,
conectado con tu corazón en su aleteo…
Lo sabes… estoy segura…
mis ojos se han incrustado en el anillo de tus
soles,
se han hecho antorchas,
ante el inminente paladeo del edén
de nuestros labios…
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