Me trepan tus ojos
desde el pícaro silencio,
me tocan
y saltan chispas,
antes de volverte marca
con la que asevero
el genio cósmico de tu esplendor…
El álgebra transita con el sol,
funcionando;
asiente convertirse en el espacio
donde cambian de forma los cuerpos,
se abstraen y desploman
en sí mismos,
de la realidad,
exhaustos…
Donde plasman sus detalles novedosos
en el instante en que se sienten,
aprehensores del ayer
y del hoy, fugitivos…
No obstante, en su fugacidad,
sólo alcanzan a exhalar un suspiro,
enredando la sensación
en las células;
en sus partículas excitadas,
raudal y cauce de los sueños…
La oscuridad
y su compás superlativo,
destapa la caducidad,
disponiendo el aire,
como el horizonte de la transformación
antes de herirlo…
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