Tu fuerte es mantener
abiertos los portales del deseo;
ardiendo las palabras en mi lengua,
enseñándole a mi mundo
a permanecer desnudo,
atendiendo al tacto
que me revela tu permanencia…
Mi fuente de placer,
tus garras de fuego;
tu silueta,
surcando mi piel mojada de hipnosis;
la oración que reza
el vaivén del pálpito,
cuyos colores traviesos anticipan
todo lo que ha de suceder…
Con un minúsculo arrebato
desencadenas
la estampida del alma,
rescatando aquello
que has de volver a perder…
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