Te plantas con la idea
de virar
hacia la izquierda;
de internarme
donde cultivas
la belleza de sostenerlo todo;
donde haces germinar
el deseo oculto,
planteándote darlo vueltas
en la oscuridad de mis ojos…
Me lo confías,
como quien revela
su debilidad al enemigo
para que,
cubierto de sus habilidades
en el instante crucial,
sin apresurar,
te desprenda lo impostergable…
Se luce la peculiaridad,
induciendo a la ruina
la rima que no me exprime
y, con la que se sirve
el trance inducido,
para hacerte despertar,
encima,
de un sentimiento que vibra,
lo desconocido…
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