desprendida de tus tatuajes,
como un diluvio universal,
te concedo quedarte
en el lugar donde soy
tal cual;
incorporarte
a mi velada de ensueño,
inundándote de la síntesis de la noche
que contiene todo alrededor
de aquello que deseas…
Me rodeo de tu saliva
y mis lunares se derriten
bajo el trance
que no cesa de dejarme
a tu merced…
Ese vértigo imperante
me resguarda de mí misma,
seguido
de tu emboscada;
del efecto nocivo de tus palabras,
mientras entreno la piel
dentro de tu piel,
desapareciendo
en una sola sintonía…
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