Atendiendo al entusiasmo;
atrapada por la proximidad del desafío
que me impones;
desde el seno del cuestionamiento
y su cúspide espesa,
reúnome con tu lengua…
Qué dolor más dulce
su caricia,
ungüento para mi herida;
reproducción del arte cósmico
y su ración material de energía…
Viciosos, los compases,
de su belleza,
cimbran el aire
en busca
del tono que los aproxime
al impacto real de frotarse,
dejando que se relacionen
en un danza translúcida y sublime,
neblina del deseo
que dispone la sonrisa
y la desnuda…
Me afecta
su armónico esplendor;
instiga que confiese
que tiendo a permitirte
adherirme, tan hondo,
tu fuego a mi sensación…
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