Nado el sentir más hondo,
cuando resuena la acústica
de tu esencia
en mi propia lengua
y te sabes adorado…
Te cobras de mí.
la culpa de amarte;
la parte que justifica sumergirme
en aguas tiernas
y descubrir que somos, en el otro,
la misma parte
al mismo tiempo…
Se marean mis venas
de tanto advertir
que reverbero de alegría;
que el caudal de la vida
me mantiene junto a ti…
Y no renuncio
a esta manera de descubrir
que lo justo
deviene de lo nuestro,
sin que nada lo pueda impedir…
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