A medida de que
va avanzando el derrotero cósmico,
te muestras reticente
a esta especie de hechizo
que hace aparición
en el momento que lo cruzamos…
Juegas
a elucubrar escenarios;
a engendrarlos
y, del nativo don,
te nacen, naturalmente formidables…
Lo que persigues lo consigues,
y, los fuegos retratados en el aire
se enfilan;
cada molécula altera su conjunción,
para conducir la velocidad precisa
hacia un nuevo comienzo…
En el fondo, lo irresistible,
llama tu lengua
y me apego a la regla
de entrelazar ese patrón
que se justifica,
nada medroso,
con un beso de reserva,
desesperadamente mío…
Cuando veo algo nutrido,
con sutiles resplandores,
muero por saborear sus grises
y el universo nos deja suceder,
temblorosos…
La necesidad de que explore
sabe que, sin cesar,
me sale del silencio
lo insufrible y más hermoso…
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