Sé de tus ojos azules
extendidos en mi océano…
De las curvaturas de tu aliento
apostadas en mi extravío…
De tu roce con el mío
aferrados a los descansos del viento
-tiempo dormido-
que nos mantiene sujetos…
De tu isla remota vigilante de mi arena
-costa de tu entrega-
Y de cada temblor que libera
mis mariposas ambarinas…
Sé de tu inmóvil saliva
naufragando en mi silencio…
De tus contornos fugaces e inquietos
abrigándome las dudas,
pidiéndome cerrar los ojos
para mostrar su verdad desnuda…
Sé de la fuga de los cristales
en el remolino de los sueños,
pudiéndome a cada instante…
Y de todos los crepúsculos
albergados en tu pecho
-espejo de mi respiro-
Mi niño…
Sé que me amas tanto
como yo hago contigo…
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