Me extiendo
en tus sábanas de luz
y levita mi sombra
a tu alrededor…
Deposito mi suelo
en tus manos de caracol
-caricias tornasol-,
y pausado va encontrando
los senderos ascendentes a tu sol…
Me sellas en la boca el suspiro del ocaso
y tu lengua platinada
-saeta envenenada-,
me revela el secreto tacto
de las cósmicas aguas…
Devoran mi pecho tus peces dorados
y mi océano revuelto te alcanza
en el hervor de tu lazo sagrado…
Se vuelven azules los ojos
que exhuman delirantes
su pasado…
Los cuerpos evaporados
-llanto de arena-
van exhalando auroras
hasta volverse de aire
despojados de la pena…
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