Las acrobacias del silencio
se te ciñen, espontáneas;
les deletreas en la línea atemporal
de mis tatuajes
y reclamas su estallido…
En tus manos fulgura
el tiempo desvanecido;
la figura inalcanzable de mi sombra
y su canción alada…
Difunde la lámpara
el transparente movimiento
que nos afina;
la precisión del brillo
en el vértice dorado…
Brindarme a tu saliva
es chocar en vuelo las almas
y estrechar entre los labios
el río de luz que nos dispara
por encima de lo eterno…
Me inunda tu sol de agua,
cristalizando la zona cero…
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