A golpe de suspiros
se ha ensortijado la noche;
su rostro sonriente
clava su luz en mi silencio
y una espiral de latidos
hierve en el lago de los sueños…
Es como acceder a una dimensión oculta
de peces cristalinos, hurgándome los ojos…
Abriendo el libro de mi carne
para tatuarme el perfume del cielo
en cada recodo…
Promulgas la antífona inefable
y el idioma de los pájaros penetra mi santuario;
atenaza mi sombra,
que evapora,
como un incienso de ángeles
bañando los despertares de mi alcoba…
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