Habituados a extinguirse
tus efluvios colosales,
me fundo a tu magma;
respiro del fuego su estrépito ardoroso
que rompe violento
el cascarón que me atrapa…
Mi pétrea voluntad en tu piel se reconoce,
socorre las vertientes sensitivas
y se exaspera la forma
al resoplarle tu incandescencia
por mi lengua absorbida…
Sensible crepitar y huella
que marca los suelos de la sombra
y con lento transitar divulga el impacto
de nuestros silencios cruciales…
Encienden las geometrías verbales
con el paladear de nuestro roce
desbordando las entrañas
sus líquidas erupciones…
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