Moran en tu lengua
los ingentes terrenos de la noche;
me ungen sus lagos luminosos
y su música absorbe mi pulso…
Tu flora sideral se descubre
a mis transparentes mariposas
que desvisten su apetito,
fundiéndose, gozosas, a su flujo danzante…
Cimbran los brocales del silencio
ante las tórridas incrustaciones
con las que coronas mis suspiros…
Cálido y puro,
crece tu ritmo en mi carne
y renuevan sus ciclos los eones
a través de la genuina composición
que apunta siempre mis lunares…
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