Haces la noche enteramente mía,
envolviéndome
con el versátil estímulo de tu tacto,
abotonado el roce del brillo…
El vértigo explosivo
me inunda con su llamarada
y pruebo de tu talante
la sutil insinuación del infinito…
Me mudo a tu cámara secreta,
privilegiada por la desnudez del tiempo
que resarce la retina…
Mi alma despeña tu silencio
y tú me llamas luna
en la fusión atmosférica
que nos atrapa…
La marca del aire se acentúa
con la exuberancia desvestida
y el índigo papel acicala
tu figura y la mía…
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