Inhalo el panorama que nutre
la pausa de tu carne,
explosivo claveteo de luces
que me introduce en tu pulso…
Tu influjo estimula mi aire
y apaga la arena
con su sol sostenido…
Un planeta de espejos bruñidos
brota de mi garganta,
asalta las líneas del tiempo,
frotando los múltiples espacios del alma…
Brillas,
despojado de la sombra
y a tus orillas
mis labios se despliegan…
Un ángel me inocula
su bálsamo sagrado,
mientras el parpadeo distante
avizora tu efímera ausencia…
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