Tu noche se esparce en mi lengua,
como el éxtasis del bosque
cuando el plenilunio le penetra…
Tañido de savia que me envuelve
y escruta los matices acentuados
del vértigo…
Energizante teorema,
aclarar en cada onda que cabalga tu silencio;
moverme en su liquida quietud,
raíz de luz conmovida,
hasta los umbrales cósmicos
del embeleso…
Me rindo a la sutileza que te habita;
al marco sinóptico de tus fonemas…
Los pomos se suicidan,
mientras de par en par
y ceñidas
al golpeteo solemne de tu canto,
se abre la espesura infinita
que me preserva en un estallido cuántico…
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