sugestivo y fulminante,
en el rito salvaje del silencio,
nos contemplan
los malheridos cristales del tiempo…
Crecen
febriles y robustos los suspiros,
tallando en el aire,
con sonidos inaudibles,
los sagrados colores del alma…
Un cósmico resplandor nos convierte
en aves nodrizas de cándidos vuelos,
mientras se rompe la palabra
en nuestros labios…
Mercurio une sus hilos
y veo deslizar el velo temprano
por los balcones infinitos…
Nos abraza su constelación de plata
y detona el claro significado
de permanecer unidos…
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