Me cubren con arrojo
tus destellos trepadores…
Lamen los surcos desafiantes,
pulen mis negros escalones,
engarzándome
a sus rastros incorpóreos…
La chispa se divulga
hasta esculpir el movimiento puro
en la sentencia del aire…
Consigues sembrar el silencio
y germinar en la flor de mi carne…
Gráciles vertientes azogan
cada segundo cromado,
deslizándose con sigilo
por los esbeltos ajuares carmesíes…
Dejo caer mi saliva en las agujas,
volviéndose invisibles nuestras sombras
en el tintineo salvaje del olvido…
No hay comentarios:
Publicar un comentario