Me regalas el mapa incandescente,
mientras pronuncias la música parpadeante
de claridades…
Me desprendo del aire
y agita mi pecho
en el pulso iluminado de la sombra…
Guías mis puntos silentes
al terreno marcado por tus ojos
y reconozco
el tono tenue de tus jardines,
la levedad encendida
de tu lírica proliferante…
Privilegiada
caigo en las cúspides verbales,
que someten mis pasos finitos
a la suavidad del espacio oceánico
de tu lengua inabarcable…
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