Me adentro en territorio oscuro,
semillero lumínico
de proximidades ocultas…
Tu lengua me resulta
un enjambre de fulgores,
imantando mis pupilas…
La música de su alquimia
en prolífico deletreo,
consigue transmutar mis relojes,
su círculo hambriento…
La brújula desarma la cruz del horizonte
y la sinergia del viento
rehúsa abandonar el sueño de los árboles,
mientras impacienta ante el temblor
que me rastrea…
Toma entonces
el control de mi lengua
la sublime peregrinación
por tus dimensiones secretas…
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